Y al salir el sol la lluvia dejó de caer. Brillaba todo al rededor, en las hojas mojadas se veían los pequeños diamantes, en las pierdas que pisaba se notaba el reflejo, y sus ojos mostraban el encanto de la escena con el cariño más tierno jamás visto antes.
Tras caminar un momento por la playa meditando, pensando y disfrutando, llegó a la conclusión que tanto había deseado.
El pensamiento humano es muy manejable e influenciable, pero el sabía que no venía de la mente, sabía que se alojaba en su pecho. Más que eso, se alojaba en sus manos, en sus pies descalzos en la arena, en su respirar tranquilo, en su palpitar algo emocionado, en su vientre juguetón, en su cabello despeinado por el viento marino. Y sus ojos lo expresaban a la perfección.
Contra viento y cansado caminó, sabía que había un final al que llegar. No lo estaban esperando, mas no le importaba. Solo quería toparse con ella, hablar y disfrutar de las mismas cosas juntos. El conseguirlo es difícil, se puede pagar caro, pero las consecuencias son positivas. Eso lo mantiene despierto, alegre y decidido.
Cuando se juntan está acompañada, sin embargo estaba previsto. Un poco de paseo, cambios de tema, dicuciones alegres. Las sonrisas se unen mientras los ojos se encuentran, y por primera vez ven mutuo brillo, las almas intercambian dichosas palabras de confianza y cariño que se concretan en la unión de los labios, ambos ahora lo saben.
domingo, 14 de abril de 2013
lunes, 25 de marzo de 2013
Un camino
_No siempre se puede disfrutar del atardecer. La noche se acerca y la temperatura desciende. Ya no hay luz que guíe tu camino y la única orientación son tus ojos, tus recuerdos, tu experiencia. Pero este camino es nuevo, no lo puedes predecir, no lo puedes manipular, y siempre puedes desviarte perdido hasta congelar.
_Caminas por un instante. Tu viste es buena y tu paso seguro. El carisma te acompaña y te consigue compañía, un perro callejero que hace mucho viste. Camina a tu lado, te sigue, te tutela, te cuida. Pero es un individuo a parte, te hace una reverencia por hablerlo ayudado tu también y sigue su propio sendero.
_ Te da hambre, no traes comida pero no te importa, ya estás encaminado a tu destino. Tu ropa se raja con las espinas del camino pero no te hacen daño, o no un daño que te impida seguir.
_Te topas con un grupo de gatitos, y como aun son pequeños los supervisas, los abrigas, los entretienes, y te entretienes tú. Sin embargo, su madre llega, te felicita por el trabajo y la dedicación, y se lleva los lleva de vuelta a su hogar, después de todo no es tu obligación ni responsabilidad cuidar de ellos.
_Reconoces el camino. Tras seguirlo un tiempo ves las primeras luces de la mañana. Sabes que es el momento más helado del día; se escarcha el rocío, se congela el agua en los autos, pero llega el día, y al final todo pasará. Y comenzará el ciclo de nuevo, mas, ahora en tu hogar, el final de tu camino.
miércoles, 27 de febrero de 2013
Alegres Estrellas
Hay noches en las que uno se acuesta y se queda dormido
en un instante, sin importar las muchas tazas de café que uno beba antes, o lo
activo y sin sueño que esté el sujeto. Por desgracia hoy no es una de esas
noches para mí.
Recuerdo cosas que no quiero recordar porque me recuerdan
otras, recuerdo las alegrías de mi vida que fueron truncadas, recuerdo las
emociones que sentí en mi mejor momento acompañando la angustia que me
acuchilla la espalda.
No lo aguanto por mucho tiempo, y revolcándome en la cama
decido levantarme. Camino un rato, bebo un poco de agua, vuelvo a caminar. Me
acuesto. Me revuelvo. Camino. Nada… Mi tiempo se pierde en un vaivén de
sensaciones, en un torbellino de canciones y en calor de la cama deshecha.
Salgo de la habitación, salgo al patio trasero. Hace
frío, el piso congela mis pies al caminar, la brisa nocturna me indica que
estamos en verano pero que mi corazón sigue en invierno. Me recuesto a un
costado de la piscina, el agua no está tan helada como esperaba y me muestra
una luna (casi llena, por desgracia) reflejada en su superficie.
Miro
hacia arriba y veo las pocas estrellas que uno puede ver en una ciudad como
Santiago, pero que de donde se las mire son hermosas (casi). Sonrío, me alegro solo,
únicamente con el brillo de pequeños puntitos blancos en un cielo negro
azulado. Me detengo a observar el parpadeo de una en particular, me atrae, me
tienta, me relaja.
De
reojo veo un brillo anormal, acompañado de un cambio de posición, me fijo en la nueva estrella que llama mi atención y de inmediato otra hace lo
mismo. Sigo con la mirada la zona destacada por el astro, y el juego continua. Me
la paso un rato tratando de adelantarme a los destellos, pero me es imposible.
Me cautivan, la música las acompaña, mi mano en la piscina siente el ritmo en
el casi imperceptible oleaje, los aromas de las plantas a mi alrededor me dejan
en trance.
Ya
entiendo lo que me dicen. Por supuesto que estoy bien: ahora libero mi risa, mis
lágrimas se reservan para momentos de dichosa alegría, mi cara vuelve a
expresar emociones que alguna vez mostró… y vuelvo a entender que lo mejor
siempre viene después si lo esperas pacientemente. Mientras tanto, solo disfruto,
vivo. Porque sé que hice bien y que lo seguiré haciendo. Porque sé que la gente
cercana me estima por como soy. Porque sé que yo estoy mejor.
Pasa
una estrella fugaz. Las estrellas parpadean más, brillan dándome a entender que
me apoyan en lo que haga. Mi destino está definido, encontraré la felicidad
porque es ella la que me está buscando, no yo.
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