Luego de su segunda visita a familiares decide partir. Estaba solo en la casa, o al menos tan solo como cuando hay gente y no hay conversaciones ni convivencias.
Se despertó tranquilo, y de esa misma forma entró a la ducha. Ya no quería las conversaciones clásicas del lugar (el viaje que partió siendo distracción se había transformado en depresión), mas hoy era un nuevo día. Aunque aún faltaba un destino.
El sujeto tomó su celular y conectó los audífonos luego de haber comido y haberse aseado, se despidió de la gente y los recuerdos, y comenzó su caminata hacia el metro.
Caminando sólo por inercia pensaba las cosas ocurridas durante el año: las amistades, los amoríos, las aventuras, los estudios, la familia. Tema tras tema agolpándose en su mente, tema tras tema borrándole la risa pero dejando su sonrisa.
‘Bip’ suena la máquina al pasar la tarjeta al momento de abordar el tren. Los sueños muestran un cambio ahora que vuelves a ser tu, incluso despierto.
La música poco a poco se va alejando de su mente, y poco a poco vas olvidando lo que te agobia, pero no está completo. Te distraes viendo a la gente, lo que ven, lo que hacen, si te miran, si camuflan o si reflejan. Nada importante.
Su mirada se pega en la de otra persona. Y la de ella se pega a la suya. Fue poco tiempo, casi lo normal cuando dos desconocidos por la calle se miran y siguen su camino, pero fue suficiente tiempo extra para que a ambos les entraran nervios, desesperación, inquietud. Mas, nada de ello desagradable.
Por tres estaciones estuvieron observándose, cambiando la vista y observándose de nuevo. Ella se acercó, pero no lo suficiente. Le dio la espalda pero continuó viendolo por el reflejo en la ventana por otras tres estaciones, sin despegar la vista.
El comenzó a expresar el nerviosismo, ella volteaba a verlo de tanto en tanto. Nada muy obvio, pero suficiente para incentivar.
El metro se detiene, ella lo ve y el le corresponde. Ambos sonríen, su momento ha llegado pero ninguno quiere aventurarse. Los ojos brillan con la ilusión de la otra persona, dejándola con las características y rasgos que uno quiera pero sin saber si son verdad.
Ella titubea y se baja antes del cierre de puertas. El la sigue con la mirada. Ella espera a que el parta. Los ojos del otro se pierden en el movimiento dentro del túnel. El sonríe de nuevo, se arrepiente de no haber hablado pero se siente felíz.
Aun tiene esperanza.